Al parecer los humanos tenemos una magna necesidad de expresar nuestras, dudas y emociones mediante la palabra. Y como no siempre encontramos un alma comprensiva dispuesta a escucharnos sin emitir ningún tipo de juicio, los animales se han situado como perfectos aspirantes a mejores oyentes del año. Pero, ¿eres consciente de cuanto menos hables a tu perro, más te escuchará?
Me parece maravilloso poder compartir y expresarse sin ningún tipo de pudor o miedo a que te juzguen con tu animal de compañía. Ahora bien, el problema surge cuando ciertas personas “confunden” a su perro y lo tratan como a otro ser humano…
Antropomorfismo: la tendencia a atribuir rasgos y cualidades humanas a un objeto o ser.
Antes que nada, quiero que sepas que yo misma comparto y hablo con mi perro en diferentes ocasiones. Ahora bien, sé que toda narración tiene su límite. Los perros no entienden el significado literal de las palabras, pero sí que son muy capaces de entender e interpretar la intención de la frase dependiendo de la tonalidad y la energía que utilicemos.
Te pondré un ejemplo muy real para que entiendas mejor a que me estoy refiriendo: Cada vez que el dueño llega a casa y se encuentra algo destrozado, la persona, enojada, castiga al perro al mismo tiempo que le explica el motivo de su enfado y por qué lo castiga… creer que el perro entiende tu discurso, es un error.
El perro no percibe una sola palabra de lo que le están explicando, lo único que sabe es que cada vez que el humano llega a casa le cae una bronca, provocando así un pro- estrés en el perro antes del regreso a casa de su dueño.
Asociación de ideas: cuando llega el humano hay castigo: el perro se estresa y destroza lo primero que encuentra como desahogo…
Al perro hay que hablarle perro.
Tú fíjate cuando vayas al parque de perros y uno de ellos se apodere de la pelota que todos los demás están persiguiendo. ¿A caso ves a los otros perros intentando parlamentar con él para convencerlo de que comparta la pelota con los demás?
Los perros tienen su propia manera de comunicarse:
No necesitan pasarse el día hablando o para que sus acciones queden justificadas. Con solo un gesto, un movimiento de cola u orejas y sobretodo proyectando un tipo de energía son capaces de hacerse entenderse sin pronunciar una sola palabra.
A lo que voy: me parece perfecto que los humanos comuniquemos verbalmente con nuestros perros, pero no es equitativo pretender que ellos deban entender nuestro lenguaje. Así que la próxima vez que tu perro te haga una de las suyas, antes de intentar explicarle el por qué no debe volver a hacerlo mediante un largo monólogo, te aconsejo que lo hagas de un modo más “perruno”.