Cada vez me encuentro con más casos de propietarios que reclaman mis servicios al ver que, aunque mediquen a sus perros, el problema vuelve a aparecer más tarde que temprano.
Tratar con medicación a los perros cuando sufren problemas de comportamiento es una tendencia, que por desdicha, retoma poderío.
Caso reciente: Lola Schnauzer en miniatura. Cuando su dueña se cambió de piso, Lola empezó a ladrar cada vez que se quedaba sola en casa. La propietaria decidió, lógicamente, consultar un «profesional». Éste le mando hacer 1 o 2 ejercicios y también le receto un medicamento. Al principio pareció funcionar y la perra dejó de ladrar..
Pero los ladridos volvieron aparecer al cabo de poco tiempo de dejar la medicación.
Conclusión: no se trató la CAUSA que provocaba los ladridos en Lola o, si se hizo, fue de manera superficial.
Como su dueña no quería seguir medicando a la perra me llamó y nos pusimos inmediatamente a trabajar. Para mí era muy clara la CAUSA que provocaba los ladridos en Lola. Con un poco de insistencia y entereza re-dirigiríamos el problema.
Lo más bonito es que tanto Lola como su dueña estaban muy predispuestas a aprender y cambiar ciertas rutinas que, con un poco de paciencia y constancia, dan un resultado realmente efectivo y sin necesidad de recurrir a ningún preparado químico. No tengo la más mínima duda en ello.
En este caso la perra y su dueña son 100% compatibles energética-mente. Eso significa que, además de solucionar los problemas de ladrido, partir de ese mismo día se creará una complicidad única entre ellas dos sin necesidad de grandes sudores.
Como experta en comportamiento canino, aconsejo a los propietarios de perros con problemas de comportamiento que se informen de las alternativas que existen antes de optar por medicar su perro. Si somos coherentes con ellos, ellos nos lo devuelven.
Todo «mal» comportamiento es la consecuencia de algo. Si se trata el problema y no la causa, difícilmente conseguiremos solucionarlo.